CAMBIOS EN EL MODELO DE CALEFACCIÓN EN GRANADA

SE AVECINAN CAMBIOS EN EL MODO DE CALEFACCIÓN. EL MODELO DE CALEFACCIÓN COSTEABLE Y LA NECESIDAD DE UN MEDIO AMBIENTE

SE AVECINAN CAMBIOS EN EL MODO DE CALEFACCIÓN.

EL MODELO DE CALEFACCIÓN COSTEABLE Y LA NECESIDAD DE UN MEDIO AMBIENTE DECENTE

Charlemos un rato sobre el futuro cercano de un cambio en el modelo de calefacciones y las impresiones que tenemos al respecto en Inmobiliaria Puerta Elvira.

instalacion

No es que queramos levantar la liebre en este pequeño agujerito que abrimos al mundo cada vez que escribimos aquí. Pero, sí, se avecinan cambios importantes en el modelo de calefacción del que hasta ahora se dota nuestra ciudad, en buena medida al menos. No son pocos los que disfrutan de calefacciones centrales de gasóleo. Todos ellos saben la ventaja tan grande que supone el disfrutar de un calor potente, bien distribuido y barato. A resultas de la necesidad de buscar la eficiencia energética (¿?), nuestro Ayuntamiento ha decidido embarcarse en una cruzada contra las calderas de gasoil que pueblan no sólo nuestra ciudad, sino tantísimas otras a lo largo y ancho de España. La calefacción central de gasoil reúne innúmeras ventajas que todos conocen, a cambio de algunos inconvenientes, generalmente relativos a su mantenimiento e instalaciones. Y es que una caldera de gasoil es, ciertamente, un mecanismo complejo que sólo puede ser manipulado por manos profesionales y autorizadas. Las revisiones son constantes; la limpieza y substitución de piezas, habituales; y el llenado de sus depósitos y comprobaciones de quemadores y ventilación, muy frecuentes. Por todo esto, la calefacción central de gasoil suele ser cómoda y barata para el que la disfruta, compleja para el que la mantiene, y, por lo visto, muy contaminante para el medio. Este último punto valdría por sí solo para justificar el empeño de los poderes públicos en reducir los medios contaminantes y favorecer los más limpios. Pero, como solemos hacer en España cuando la tomamos con un tema de “alcance social” o de “honda preocupación ciudadana”, es más que probable que tomemos el camino de en medio, el más brusco, el peor asfaltado y más abrupto, para dar la solución más rápida a algo que nos preocupa, sin detenernos brevemente a calcular los perjuicios y materializar alternativas viables y, sobre todo, capaces de ser sufragadas por todos.

Hablar de pobreza energética y pretender clausurar (porque eso es lo que se pretende poco a poco) las calefacciones centrales de gasoil, es una jugada rastrera y un tortazo a miles de economías medias que, mal que bien, pueden pasar los inviernos sin sabañones y con cierto calor en el hogar. Argüir que la contaminación ha de ser erradicada a costa de la substitución de la calefacción de gasoil por la eléctrica o la de gas, habida cuenta del disparatado precio que tienen ambas, puede parecer una estocada en la cartera del ciudadano y un daño a la comodidad diaria del mismo, y de hecho lo es, lo que no deja de ser irónico a la vista de que muchos de esos ciudadanos han corrido de la mano con ese movimiento contra la pobreza energética (la pobreza es pobreza, sin apellidos) que clamaba contra las eléctricas, a la par que se abrazaba a la gran masa social que lucha contra el cambio climático. Ahora, esas diabólicas eléctricas, esas gasistas con sus facturas mensuales astronómicas, van a estar encantadas de dar de alta una enormidad de nuevos contratos, toda vez que se vayan cerrando las calderas centrales y siendo substituidas por calderas individuales (con contador por cada vecino) de gas o calefacción eléctrica también individual.

Ese, entre otros muchos, es el problema de los movimientos sociales, llamémoslos, verdes. Nacen con una pretensión quizás buena, y hasta lógica, para pronto perderse en un maremágnum de reivindicaciones energéticas y medioambientales que acaban trayendo nuevas normativas, siempre en la misma dirección: el encarecimiento de la energía. Si lográramos entablar un debate serio sobre este tema, sin sobresaltos ni violencia verbal (cosa difícil), pondríamos sobre la mesa una verdad dolorosa: en la última década, el cambio de modelo energético en España ha propiciado una subida del coste de la electricidad del 100%. Si convenimos en que campos eólicos y solares han proliferado por todo el suelo patrio hasta lograr ser insubstituibles en la producción energética, convendremos también en que los nuevos modelos limpios de producción de energía (subvencionados, además) han propiciado una escalada en el precio de esa energía que ha conseguido que no pocos miles de ciudadanos tengan por imposible pagarse la factura energética de sus hogares.

Convendría replantearse el modelo energético. Es francamente digna y loable la consecución de un medio ambiente limpio y sano, por supuesto, pero no a costa del empobrecimiento de la ciudadanía, no a costa de retroceder en la calidad de vida de quienes, precisamente, costean ese modelo. La calefacción central de gasoil contamina, qué duda cabe, pero es aún es barata. No podemos aceptar que los medios de calefacción terminen siendo sólo asequibles a las rentas altas y personas de gran capacidad adquisitiva. Habrá que luchar por lo verde, pero antes, habrá que lograr dormir caliente y ducharse sin coger una pulmonía.

Leave a comment